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29 de abril de 2010

Fantasías de la adulta infante que ya conocíamos.


No quiero saber que me ves cuando no me ves. Mis curvas cuando no las miras se vuelven rectas, al igual que mi sonrisa, al igual que mi cabello que no se eriza. Mi cuerpo se inmoviliza.
Siempre intrigada, siempre sorprendida, siempre sola y dormida. Siempre la misma imagen en la cabeza que me corta a la mitad como a un huevo, comerme ahora sería delicioso incluso para mi, incluso cuando me siento asquerosa por ese inmundo deseo con el que me rellenas.
Quién pudiera ser en tus brazos, entre las arrugas de tu cara, entre cada pelito de tu "barba". Quién pudiera ganarse de nuevo la loteria, la de tus besos, la de tu alegría, la de que seas en mi vida. Ojalá pudieras ver que te quiero, de nuevo, como una niña.

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