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7 de marzo de 2013

W.W.W.


world wide web junkie
Escribir preguntas en google como si este fuera nuestro sacerdote. Esperar respuestas como de un oráculo. Demostrar nuestra piedad volviéndonos doctos en el arte de buscar. Navegamos la web, a la deriva de respuestas existenciales. Doble V, Doble V, Doble V es nuestro mantra. La World Wide Web nos atrapa como la red que es, nos mantiene cautivos fuera de la realidad, por fuera del verdadero mundo.
Nos arrodillamos sobre nuestras laptops. Ayunamos mientras actualizamos la misma página, dedo dedo dedo, scroll scroll, tenemos hambre, ganas de orinar, nos suena el teléfono pero no podemos salir de nuestra inmovilidad y mudeza para permanecer expectantes de la encandilante pantalla. Luz que no deja de brillar, lucha con nuestros ojos, entrecerrándolos, apartándolos. Luz que pretendemos nos muestre el camino pero sólo nos encierra en sí misma y bloquea nuestro destino.
Imploramos respuesta a lo que publicamos. Transpolamos nuestros deseos de cariño en un “me gusta”. Nuestra necesidad de aceptación se vuelve rehén de que presionen un ratón.
No se puede escribir en español ya porque la lengua inglesa domina este circuito. Estamos presos detrás de las barras del vocabulario anglosimplón.
La red nos sugiere escuchar música que no nos gusta, nos sugiere amigarnos con gente que no nos simpatiza. Nos fuerza a vender una imagen de nosotros mismos, nos fuerza a conocer de comunicación, publicidad, periodismo, programación y diseño. Nuestra personalidad virtualizada nos aleja de la configuración del alma y del cobijo de la naturaleza. Nos fundimos en la confección de silicio de la placa madre y así somos, basura electrónica 2.0.

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