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14 de mayo de 2013

Ken y Barbie, junto con la casa y el perro. (Las baterías no son intercambiables)

Preocupados en no perder lo que nos define. Produciendo significados. Limitándonos. Lo que abunde es más difícil que se extinga. Todo y nada nos define.
Somos los que necesitamos controlar lo que hace el otro: dónde deja la ropa tirada, si levantó el plato después de comer o hasta el hilo dental desperdigado. Nos dan pánico los rastros del otro, somos víctimas de sus huellas, la chatarra del alma ajena nos invade y nos oxida.
Somos millones de cosas pero te digo lo que no somos: no somos tolerantes, no somos amorosos, no estamos atentos a la verdadera naturaleza del otro.
Nuestro hogar se convierte en una casa de muñecas donde todas las necesidades son plásticas y superfluas. Nuestros abrazos tienen el mismo cariño con el que Ken y Barbie se "tocan". Nos secamos, nos alejamos, nos plastificamos y en cada caricia nuestro resentimiento espera que el otro resbale sobre nuestra superficie .
¿Hay sosiego para nuestros corazones? El mío ya no duerme, está roto y no sé si tirarlo o arreglarlo.
¿Hay algún lugar para rehabilitar nuestras sonrisas? Elonguemos nuestros rostros, relajémoslos, usémoslos para lo que están, demosles la libertad de expresar lo que los define.
Y el perro.. el tercero en discordia. En él se vuelca nuestra ternura y nuestro amor incondicional, aspectos de los cuales nuestra relación carece.
Sólo un gesto de paz, un bombachudo blanco enarbolado de un lado y un calzón sin corazones que lo empañen, un abrazo verdadero, un seamos lo que cada uno necesita y cansémonos en paz para toda la vida.

7 de marzo de 2013

Amor Dragón


Algunas cosas son hermosas cada vez que miramos adentro de ellas. Algunas otras son complicadas hasta ese preciso momento en que terminan de captarnos y así enamorarnos.
Yo sé hace mucho tiempo, y hace tiempo niego que lo sé, que hay un punto de contacto entre el amor y la pasión.
Nos encontramos escatimando en juegos de seducción para probar lo que creemos mesurado. No somos suaves más que en la primera noche y no volvemos a permitirnos lo nuevo hasta que no haya verdadera desazón. Los dos corazones que latían y corrían son puestos a dormir. Hoy es todo mente lo que domina y es duro vivir un amor con el corazón cuando uno sólo se ocupa de sobrevivir a su mente.
Mis ojos arden al vernos sin las máscaras de la pasión y la locura, la entrega y la aventura. Veo dos seres humanos, veo su carne y sus huesos, veo el barro del que están hechos, veo complicado sobrevivir nuestra naturaleza pero aun así ansío el ser dos escamosos dragones arañándose con fuego a muerte.
Escondo la mujer que soy en un reptil. Aborto mi convencionalidad para volverme maravillosa, para vivir en fantasías, para poder vivir y morir con la tranquilidad de un cuento. ¿Para qué vivir un amor sin extraordinariedad? ¿Para qué sufrir si no es por la anécdota?

W.W.W.


world wide web junkie
Escribir preguntas en google como si este fuera nuestro sacerdote. Esperar respuestas como de un oráculo. Demostrar nuestra piedad volviéndonos doctos en el arte de buscar. Navegamos la web, a la deriva de respuestas existenciales. Doble V, Doble V, Doble V es nuestro mantra. La World Wide Web nos atrapa como la red que es, nos mantiene cautivos fuera de la realidad, por fuera del verdadero mundo.
Nos arrodillamos sobre nuestras laptops. Ayunamos mientras actualizamos la misma página, dedo dedo dedo, scroll scroll, tenemos hambre, ganas de orinar, nos suena el teléfono pero no podemos salir de nuestra inmovilidad y mudeza para permanecer expectantes de la encandilante pantalla. Luz que no deja de brillar, lucha con nuestros ojos, entrecerrándolos, apartándolos. Luz que pretendemos nos muestre el camino pero sólo nos encierra en sí misma y bloquea nuestro destino.
Imploramos respuesta a lo que publicamos. Transpolamos nuestros deseos de cariño en un “me gusta”. Nuestra necesidad de aceptación se vuelve rehén de que presionen un ratón.
No se puede escribir en español ya porque la lengua inglesa domina este circuito. Estamos presos detrás de las barras del vocabulario anglosimplón.
La red nos sugiere escuchar música que no nos gusta, nos sugiere amigarnos con gente que no nos simpatiza. Nos fuerza a vender una imagen de nosotros mismos, nos fuerza a conocer de comunicación, publicidad, periodismo, programación y diseño. Nuestra personalidad virtualizada nos aleja de la configuración del alma y del cobijo de la naturaleza. Nos fundimos en la confección de silicio de la placa madre y así somos, basura electrónica 2.0.